Panzer Dragoon Mini

Tan mini como este Panzer Dragoon es esta reseña. Nunca supe demasiado de esta versión portátil, lanzada en 1996 de forma exclusiva para el mercado japonés. A Panzer Dragoon Mini lo veía como una curiosidad y, para qué engañarnos, después de terminarlo me he quedado como estaba, o peor. No lo recomiendo y te voy a explicar por qué rápidamente.

Panzer Dragoon representa uno de los momentos cumbre en la historia como desarrolladora de mi compañía favorita. Además de la primera obra que al fin le mostró al mundo el potencial de Saturn, es el inicio de una saga riquísima, un universo inigualable de seres y diseños únicos. Es también un trabajo repleto de significado para el jugador, mimado cual obra de arte en una industria que todavía no se tomaba en serio a sí misma. Sin embargo, este cartucho es una pérdida de tiempo.

Dadas las limitaciones de Game Gear, uno puede entender la sencillez de esta versión portátil, incluso justificarla si hubiera alguna recompensa para el fan. Pero no hay nada que merezca la pena, la partida transcurre por cinco niveles sin diferencias, fondos estáticos, patrones enemigos avergonzantes, jefes finales enormes (parecen renders) con cuatro animaciones (si llega) cartonianas y varios dragones seleccionables completamente iguales. Al terminar te dan una palmadita en la espalda, esa es tu recompensa, un fondo negro con la palabra congratulations.

Ni intro, ni historia, ni escenas, ni créditos finales, ¿quién lo hizo? Un universo increíble totalmente desperdiciado, porque incluso siendo técnicamente flojo, sólo con habernos dado algún detalle nuevo o ampliar información aparecida en otros juegos, ya habría merecido la pena. Vacío, así estoy después de jugarlo. Sí, sé que se vendió como un producto para niños, pero a mí no me convence

Sólo hará gracia a quien conserve una copia física debido a su condición de rareza. Eso es Panzer Dragoon Mini, una curiosidad.

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