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La portátil de SEGA era muy grande, en todos los sentidos. Más de mochila que de bolsillo, se zampaba las pilas en una sola partida. Nos daba igual. Game Gear era una impresionante pieza de hardware con pantalla retroiluminada a color y las entrañas de una Master System en la palma de tu ma… manos, de tus dos manos. Flipante se mire por donde se mire, hasta podíamos añadirle uno de los periféricos más famosos del mundillo retro, ¡un sintonizador de televisión!

En el futuro, esta entrada se transformará en algo mucho más grande, será una pequeña guía del sistema. Por ahora, comienzo únicamente con algunos de los juegos que disfruté de pequeño, títulos que en mi opinión van de muy decentes a extraordinarios. Ya habrá tiempo de añadir los mejores juegos del sistema.

Shinobi II

Hoy en día Shinobi 2 The Silent Fury, o GG Shinobi Segunda parte, es reconocido entre los más destacados de Game Gear por sus gráficos, buena mezcla entre plataformas y acción, jugabilidad y, sobre todo, por el diseño de niveles. Permitía campar a tus anchas por todos ellos (a excepción del último),e incluso volver en otro momento para completarlos, porque a medida que rescatamos a los hermanos de Joe (el ninja principal de la saga Shinobi), cada uno de ellos pasa a formar parte del plantel de personajes seleccionables. Las nuevas habilidades de cada ninja nos daban acceso a esas pequeñas zonas inexploradas que anteriormente fuimos dejando atrás. Un portento que lo tiene todo, de lo mejor que jugué en Game Gear, una maravilla.

Woody Pop

Alquiler inolvidable que me dio mucha pena devolver. Woody Pop es un clon de Arkanoid, el cual era una versión modernizada de Breakout, un antiquísimo juego de Atari del 76. Woody Pop es muy sencillito, consiste en destruir todos los bloques que hay en pantalla haciendo rebotar la esfera de un lado a otro. Al final de cada nivel se pueden tomar varias salidas, así cada partida puede variar un poco según el camino que tomemos (solo un poco porque la mayoría de los 50 niveles son un calco). Muy buen entretenimiento portátil que hoy sabe a poco, pero en su época no estaba nada mal.

Prince of Persia

Me levantaba temprano los fines de semana, desayunaba y me ponía a dibujar mis mapas para avanzar, tardé semanas en acabarlo. Soberbio diseño de niveles, trampas y plataformas que formaban un laberinto descomunal, me abrumaba de niño. Las animaciones eran increíbles, el pequeño príncipe se movía con agilidad, podía caminar, correr, saltar y trepar con una naturalidad pasmosa, y es que, muchos años después, supimos (al menos yo) que Jordan Mechner, creador de Prince of Persia, había dibujado todas esas animaciones después de grabar en vídeo a su hermano y estudiar cada fotograma.

Prince of Persia es un clásico entre los clásicos. Personas que no se interesan por los videojuegos, o que dejaron de jugar hace mucho tiempo, no han olvidado su nombre. Y esta versión es fantástica, ¡vivan las consolas portátiles, son el mejor juguete del mundo!

Columns

No me hizo gracia que Columns viniera junto a mi Game Gear, hubiera preferido el pack de Sonic o Monaco Grand Prix, pero era un niño agradecido y traté de entender cómo se jugaba sin poner mala cara. Ya me lo estaba viendo venir, pronto mi madre y mi tía querrían coger prestada mi nueva maquinita para jugar a esto, justo lo que pasó cuando nos prestaron las NES y pasaron un año entero jugando a Tetris.

Las primeras partidas fueron un suplicio, muy aburridas y estresantes, no sabía cómo unir correctamente las figuras, era demasiado tedioso. Pero en pocas semanas, Columns se había convertido en un placer, ese juego al que recurres cuando quieres echar una partida pero no tienes títulos nuevos. Por la cantidad de ratos muertos que ocupó, aunque prefiero juegos de puzzle más parecidos a Tetris o Puyo Puyo, no puede faltar en mi lista de favoritos.

FIFA

FIFA en Mega Drive era fascinante, el acercamiento más verosímil al deporte rey hasta la fecha, como presenciar un partido desde la grada. Todos esos muñequitos con montones de animaciones corriendo a por el balón, la infinidad de jugadas, licencia de la FIFA… ¡qué locura! Por un breve período de tiempo fue el “simulador” total, y en Game Gear podías jugarlo donde quisieras gracias a esta perfecta recreación. Mi pasión por FIFA duró aproximadamente un año, en Super Nintendo se estaba cociendo un plato muy suculento, pero hasta entonces la propuesta de EA resultaba muy emocionante, irresistible versión portátil con la que pasé uno de mis mejores veranos.

Sonic The Hedgehog

Grande entre los grandes, Sonic supuso una de las mayores revoluciones dentro de SEGA. Mucho más que un videojuego, el nacimiento de un icono, una marca, una nueva imagen más agresiva con la que llegarían a jugadores de todo el mundo. Cuando hablamos de la primera entrega del erizo azul, es inevitable no pensar en velocidades de vértigo y múltiples planos de scroll, Sonic y Mega Drive estaban hechos uno para el otro, el plan perfecto. Quienes pasamos por Master System antes de dar el salto a los 16 Bits, disfrutamos de un juego de Sonic completamente distinto al de Mega Drive.

Distinto pero igual de bueno, porque el mundo de Sonic en 8 Bits posee ritmo y estilo únicos, un sello de identidad propio. Sí, todo se debe a las limitaciones técnicas de Master System y Game Gear, no podían repetir el mismo juego enorme y frenético de Mega Drive, pero cuidadín con olvidarse de él: es un plataformas clásico muy variado con un montón de saltos y dificultad muy bien ajustada. Hoy lo termino sin problemas, pero fases como la del puente (con scroll automático) o la jungla, me costaron muchas vidas siendo un niño. A principio de los 90, tener un juego de esta calidad en una consola portátil era una locura: EXTRAORDINARIO.

Micro Machines

Otra versión trasladada con mimo a la pequeña pantalla. En más de una ocasión he hablado de Micro Machines como mi mejor juego de Game Gear. Os puedo asegurar que nunca tuve un cartucho más divertido y jugable en esta consola.

Micro Machines ofrecía un montón de circuitos por entornos cotidianos como una mesa llena de fruta y cereales, el suelo de un taller con herramientas, lleno de manchas de aceite y pegamento; me encantaban los niveles de bonus con el Monster Truck evitando piedras y charcos. A pesar de la proeza que representaban muchas de las conversiones que Game Gear recibió, en algunos casos esos títulos solamente desplegaban su verdadero potencial en Mega Drive. Con Micro Machines la sensación era distinta, nació para ser portátil.

Batman Returns

Paso a un juego muy similar en desarrollo al anterior Shinobi II, aunque carece de la brillantez, posibilidades y ese backtracking que tanto nos gustaba de chavales.

Muy sencillo, muy corto (lo terminé en el viaje de vuelta a casa), pero muy bien realizado y molón como él solo, ¿habéis visto qué andares, cómo impone su ley? Podías colgarte de farolas y plataformas superiores con mucha facilidad, en aquella época, un sistema de control así era toda una virguería. Cada nivel te dejaba escoger dos rutas, fácil o difícil, aunque la ruta más complicada sólo era un poco más complicada. Salvo por su escasa longevidad cumplía en todos los apartados, muy buenos gráficos, buenas melodías, control preciso y la genial estupidez de «llamar» (pedirle ayuda) al Batmóvil como arma especial. Adoro este juego.

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